jueves, 24 de noviembre de 2011

Si los recuerdos son lo que único que me queda, quiero tenerlos por siempre.

          Durante los últimos días estuve recordando el invierno pasado, aquel momento cuando nos cubría la luz y la esperanza, cuando la noche no era sino, el momento en el que esperábamos ansiosos un nuevo día, un nuevo amanecer, en el cual podíamos seguir juntos en busca del paraíso perfecto. Cuando por fin abríamos los ojos y podíamos disfrutar otro desayuno, nos dábamos cuenta que la sabiduría era lo que realmente necesitábamos, no la perfección, pero aun así, no podíamos desistir de aquel sueño.

          Extraño esos días en los que me decías que mi rostro era una obra de arte y cuando tú y yo éramos lo único importante.