sábado, 26 de abril de 2014

Regalos baratos~

          Ropa, zapatos, joyería, tecnología... Había una infinidad de opciones cuando se trataba de un regalo, pero cada vez que intentaba buscar algo que fuera lo suficientemente bueno, jamás encontré algo que se adaptara.

          Cualquier cosa que yo pudiera darle, era simplemente algo más que tendría de adorno, ¿Como se elige un regalo para una persona que lo tiene todo? o ¿Como se elige un regalo para alguien orgulloso?

          Siempre me gustaron las cosas baratas, tal vez porque eran las únicas a las que podía tener acceso, pero para mí las cosas caras requerían un cuidado especial y siempre he sido una persona torpe.

          David era una persona que como todas las otras, recibiría cualquier regalo con una sonrisa, pero al cabo del tiempo lo olvidaría, yo era una persona que recibiría cualquier regalo como un tesoro y que lo vería de vez en cuando para recordar el sentimiento.

          Cada vez que me encontraba con él, tenia algo para darle, no se si le gustaban mis regalos baratos o si estaba harto de ellos, pero al pensarlo bien, si los guardaba o no era tan importante, lo realmente importante era la sonrisa que me daba cuando los recibía. Con el paso del tiempo me di cuenta que la sonrisa no se debía a que le gustaba el regalo, el sonreía simplemente porque era yo quien se lo daba.

          Un día me llamo apresuradamente y llegue con las manos vacías, el no hizo ninguna pregunta al respecto y ambos ignoramos el tema. A medida que pasaba el tiempo la cita se volvía más y más perfecta, y comenzaba a darme miedo, nada es perfecto.

          Cuando llego la hora de irnos, yo estaba convencida de que había sido un día maravilloso, junto a un chico maravilloso, pero mi mala costumbre de arruinar las cosas me traiciono a último momento. Desde el asiento del copiloto le dije que lamentaba no haber traído nada, y el respondió con una media sonrisa y esa actitud refrescante: "Nunca estoy esperando que traigas nada, no lo hagas mas". Yo solo baje la cabeza pensando en la respuesta segura, "¿No te gustan?", le pregunte intentando sonar despreocupada, el solo bufó y aún sin mirarme estaciono el auto frente a su casa, me tomo de la mano y me llevo hasta su cuarto, del closet saco una caja y la coloco sobre la cama, me dijo que la fuera a revisar, comenzaba a preocuparme a que estaba jugando este pervertido. Al abrir la caja, pude detallar cada una de las baratijas que le había dado, desde aquel dibujo de uno de sus personajes de anime favorito que le di cuando éramos solo amigos, hasta el collar de fantasía que le obsequie en nuestro ultimo aniversario. Fotos de nosotros tonteando en las que escribía tontos poemas y frases de amor, pulseras hechas a mano, un montón de cosas que yo había dado por perdidas, un puñado de recuerdos que pensaba que solo eran míos, estaba totalmente conmovida.

-"¿Siempre te han gustado?"- le pregunté.
-"Cada uno de ellos, son mis tesoros."
-"¿Entonces por que ya no quieres que te de mas?"

          El fijo su mirada en la caja y sonrió, termino con unas palabras que me persiguieron durante un largo tiempo...

          "Desde que empezaste con ellos, yo he estado buscando algo que se compare, algo que tenga el mismo valor, pero nada de lo que yo te he dado se compara, son simples cosas hechas por otros, hasta que yo encuentre algo del mismo valor, no hagas que mi deuda contigo siga creciendo."
          
          Desde ese día, no volví a darle un regalo hecho por mi misma, a menos que se tratara de una ocasión especial.

          Hicimos un viaje de campo una vez, me pareció el momento perfecto para decirle algo que sabia que estaba esperando ansiosamente. Entre el aire puro y frio de la noche fui yo quien terminó de hablar esta vez...

          "Tu deuda conmigo fue saldada, desde la primera vez que me hiciste sonreír, desde la primera vez que me tomaste de la mano, si aun después de eso crees que me debes algo, entonces quédate conmigo, siempre."